ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

jueves, 9 de octubre de 2008

MIRAR UN CUADRO: MANUEL MAS CALABUIG

MIRAR UN CUADRO: MANUEL MAS CALABUIG
OBRA: “PAISAJE”

A mí, que por mi desenvoltura a veces rayana en la imprudencia, me atrevo a hablar de todo y de todos desde este púlpito en que varias veces al mes me dirijo a vosotros, siempre me impone hacerlo cuando la persona y el artista que viene a este Taller de MIRAR UN CUADRO, es, desde mi punto de vista, algo así como “una vaca sagrada” por su estatus académico y artístico, que no siempre tienen que concordar en paridad, pero que en el caso de Manuel Mas Calabuig, lo son de forma notoria como podremos comprobar . Todos los artistas que ha pasado por aquí, lo eran sin lugar a dudas. Pero en cuanto a formación académica, solo unos pocos la tenían, y entre esos pocos hay que incluir a Manuel Más. No voy a entrar en si los títulos académicos hacen al artista, o si por el contrario al auténtico artista no le son necesarios para hacer Arte. Esa polémica la abordaremos en otra ocasión, pero a mí y no sé si a vosotros os pasara lo mismo, me inspiran una sana envidia aquellos que los tienen.
A Manuel Más, nadie se los regaló. Él es un hombre “hecho a sí mismo” (no lo digo en inglés para no demostrar mis carencias) que con tan sólo diez años entró a trabajar como aprendiz de carpintero en una fábrica de muebles en Mogente (Valencia), pueblo donde vino al mundo a mediados de los cuarenta. Pronto se dio cuenta de que allí no se colmaban sus inquietudes por aprender y que el honrado oficio de carpintero no era lo suyo, por lo que después de haber aprendido que la vida es dura y seguramente a esquivar los cogotazos de los mayores, el Oliver Twi mogentino, logra encontrar su sitio en la sociedad culta a lo que el aspiraba, cuando a los dieciocho años se traslada a vivir a Valencia, donde se emplea en un estudio de arquitectura y por sus innatas dotes para el dibujo, hace de delineante sin título, a la vez que alterna trabajo y estudio. En pocos años logra el bachillerato de la época, e ingresa en San Carlos para estudiar Bellas Artes. En el 77, al terminar la licenciatura, oposita y saca plaza como Profesor de Instituto que ejerce en la Roda (Albacete). En el 79 oposita a la Cátedra y la gana, siendo destinado a Albacete. Luego pasa a Elda como Director del “Instituto Monastil” donde permanece hasta el 83, año en el que llega a Alicante para ejercer la Cátedra de Dibujo en el Instituto “Jorge Juan”, del que fue Director entre el 85 y 89. En el 91 presenta su tesis doctoral sobre el pintor alicantino Gastón Castello, que quedo reflejada en un libro editado por el Patronato Municipal de Cultura, siendo Doctorado por la Universidad Politécnica de Valencia. A los 60 años, en el 2006 se jubila para dedicarse a la pintura a tiempo total, algo que no pudo hacer mientras estuvo en activo.
Hasta aquí el brillante currículo académico y profesional de Don Manuel Mas Calabuig, pero ¿qué hacia Manolo además de enseñar a toda una generación de bachilleres en la técnica del dibujo? Pues pintar, modelar y gravar y exponer sus obras cuando se le daba oportunidad para ello, como hacemos académicos y autodidactas. Lo hizo a partir del 73, con su primera individual, en la “Galería Hoyo” de Valencia. Después lo ha hecho en nueve ocasiones mas y colectivamente, en más de sesenta y en varias provincias españolas, pero principalmente en Alicante y su Provincia. Como es natural, en este tiempo ha sido seleccionado y premiado en numerosos concursos, certámenes y premios, que no voy a relatar por no caer en el pecado de aburrimiento en que a veces caemos los que de alguna forma hablamos en público.
No voy a hablar de la formación como pintor de Manuel Mas, que en los autodidactas casi siempre concuerda con la afición al dibujo “que tenia desde niño”, pero que en los académicos hay que suponer que la tiene, como el valor en las filiaciones militares, de los que por suerte, nunca entramos en combate aunque lo pretendimos.
Nuestro sufridor de hoy, como socio es un fichaje reciente. Pero como asiduo visitante de nuestra Sala, es ya un viejo conocido asistente a algunas sesiones de MIRAR UN CUADRO y como espectador de casi todas las exposiciones. Tengo que decir que, hasta Abril de este año en que se dio de alta como socio, yo no lo conocía nada más que de vista y le había observado con su aspecto de sabio profesor de no sé qué ciencia, que miraba y remiraba las obras expuestas con un interés nada habitual entre los visitantes esporádicos. Luego alguien me dijo que era un pintor que daba clases de pintura en el Ateneo, pero yo seguía ignorando su personalidad vital y académica y tengo que reconocer que tampoco sabía nada de su pintura. Hace unos días y con ocasión de haberlo invitado a pasar por este Taller, quedamos en sus estudio para hablar, conocerlo y ver algo de su obra, a fin de poderlo presentar sabiendo algo sobre esos extremos.
La primera impresión al entrar en el amplio local de su estudio, cercano a la urbanización de El Palmeral, fue de sorpresa y, nuevamente de sana envidia hacia quien tenía la suerte de tener algo con lo que todos los pintores hemos soñado alguna vez. Estantes, mesas de trabajo, compartimentos para los cuadros, el horno para las piezas de cerámica que modela su mujer Vicenta Pla y el mismo, como luego me dijo, y en fin todo lo que seguramente colmaría las aspiraciones de la mayoría de nosotros. Luego comenzó a enseñarme obra de todos los tamaños y técnicas: Oleos, principalmente, pasteles, tempera ,acuarela y no recuerdo si también acrílicos, porque las obras pasaban ante mi retina con la velocidad que pasan lo postes que sujetan la catenaria cuando viajas en el AVE. Sin embargo era una gozada el ver la vorágine de aquel calidoscopio de formas y colores, de un impresionista que no lo es, de un expresionista que tampoco lo es, de un abstracto que no llega a serlo y en fin, de alguien que algún día estuvo influenciado por esas corrientes pictóricas que subyacen emboscadas por los rincones de sus cuadros, pero que ya no son protagonistas de los mismos, porque la impronta personal y la técnica adquirida le dan a la obra de Manuel Mas el protagonismo de un estilo propio, sin el cual nadie puede considerarse como un pintor completo.
Manolo Mas ha tenido el acierto, a mi entender, que partiendo de la figuración Cezadiana de los cuadros más antiguos que me enseño, no ha caído por completo en el abismo de la abstracción pura y dura, en la que muchos figurativos caen por aquello de la modernidad. El se ha atrincherado en el borde y ahí está jugando con la ambivalencia de las dos tendencias, para hacer una obra personal y colorista que podríamos calificar, por aquello de nuestra tendencia a encasillarlo todo, de abstracción figurativa, cuya riqueza cromática surge de su habilidad para dosificar los colores complementarios y los adyacentes. Habilidad que también derrocha cuando pretende y consigue evanescencias poéticas a lo Corot, utilizando una gama de azules y verdes análogos. Y que se desborda en los monocromáticos, como pude apreciar en un paisaje en amarillos que me recordaba, por la acuosa ligereza del empaste, algunos cuadros de mi paisano Ramón Gaya.
Del dibujo del catedrático de dibujo, no voy a decir nada porque sería redundante, y porque Manolo lo esconde tras la mancha, con la misma modestia que habla de su pintura. No se ve, pero esta allí como andamiaje estructural del cuadro.
Después de la gozada de conocer algo de la ingente obra que tiene almacenada, hablamos largo y tendido y nos dimos a conocer en lo humano y en lo artístico, aunque no con la profundidad que yo hubiera deseado. Sin embargo por la palabra y el gesto que la acompaña, deduje que Manolo es de carácter tranquilo, pacífico y reflexivo y que la escuela de la vida, en la que el tan prematuramente aprendió, no le dejo malahuella alguna y si la comprensión para las flaquezas humanas, que a veces se dan en todas las profesiones, pero especialmente y según su criterio, entre los pintores profesionales. El está de vuelta de casi todo y se refugia en su familia (su mujer y compañera de vida y Arte y sus tres hijos) y en la pintura, que, afortunadamente, no es su medio de subsistencia, aunque si la razón de su actual vida y por lo que vino a “habitar entre nosotros” en Abril del 2008, segundo año de la era “pobladoriana” de la Asociación.
Muchas gracias y veamos lo que nos trae Manolo.
Carlos Bermejo
Alicante, 8 de Octubre de 2008.