ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

sábado, 16 de marzo de 2013

Ha fallecido el artista Arcadi Blasco.

Arcadi Blasco, que falleció ayer a los 85 años en Madrid, fue pintor, ceramista y escultor, pero también inconformista y fiel a sus principios éticos y políticos

16.03.2013 | 11:03/Información
 
Esta imagen de Arcadi Blasco puede ser una de las últimas fotografías tomadas al artista de Mutxamel. Fue en su casa, en su estudio, rodeado de sus libros, de las fotos familiares, de su bicileta estática. La tomó José Piqueras el pasado mes de diciembre, mientras ambos peparaban la exposición que se inauguró en el MUA en febrero.
Esta imagen de Arcadi Blasco puede ser una de las últimas fotografías tomadas al artista de Mutxamel. Fue en su casa, en su estudio, rodeado de sus libros, de las fotos familiares, de su bicileta estática. La tomó José Piqueras el pasado mes de diciembre, mientras ambos peparaban la exposición que se inauguró en el MUA en febrero.
 
No le gustaban las fotos con gente "importante", como él decía. Tampoco era partidario de halagos porque "uno conoce sus defectos y siempre se exagera un poco". Afirmaba que "si hay algo importante en la vida es la cultura" y consideraba que su vida era "una vida como cualquier otra, no he hecho nada extraordinario". Pero Arcadi Blasco sí lo hizo. Aunque es verdad que se marchó ayer como a él le gustaba, sin ruido, sin parafernalias, sin dramas, en paz. A las 17.30 horas, el pintor y ceramista de Mutxamel, el artista comprometido, el creador rebelde, fallecía en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid a los 85 años. Le acompañaban tres de sus hijos -Isidro vive en Nueva York y ayer por la tarde tomaba el vuelo hacia España- y, asegura su hija Sara, "quería volver a su casa, hasta el último momento aguantó, pero al final se quería ir porque veía que le quedaba poco".

Su frágil salud había mejorado "algo", pero no pudo sobrevivir a una neumonía. Incluso la noche anterior había hablado con Pere Torres -director del colegio de Mutxamel donde daba cursos a los niños- y "le dijo que les echaba de menos (a él y a Emilio Soler) y quería verlos", aseguró ayer Sara Blasco con emoción.
El cuerpo permanecerá en el Hospital Puerta de Hierro hasta las 18.30 horas y después será incinerado. "Eso era lo que él quería y eso lo que vamos a hacer. Después seguramente llevaremos las cenizas a Mutxamel, a su casa de Bonalba, pero todavía tenemos que decidir qué vamos a hacer".
La hija del artista destacó que estaba mucho mejor de la operación a la que fue sometido a finales de febrero, "pero se dieron cuenta de que no respiraba bien y al final ha sido una neumonía; ha estado tranquilo, no tenía dolores, pero ha luchado hasta el final, como era él".

Luchador fue siempre. Pintura, escultura, cerámica. Obras monumentales y obras pequeñas. Pero siempre fiel a sí mismo. Un camino que le llevó a estar en las colecciones de algunos de los mejores museos, como el Reina Sofía, o a representar a España en la Bienal de Venecia. Su generosidad le hizo donar sus obras primero a Mutxamel, para mostrarse en un museo que aún espera, y luego, el verano pasado, debido al retraso, a la Universidad de Alicante.
Arcadi Blasco, cuyas últimas obras unidas precisamente al fondo cedido a la Universidad de Alicante conforman ahora una exposición en el MUA, inició su formación artística en 1947 en Valencia y fue becado para la Academia Española de Roma. Allí coincidió con José Vento, Hernández Mompó o Rafael Canogar. En esa década de los cincuenta, tras una primera toma de contacto con la cerámica italiana y crar sus "coliseos" y sus "figuras", amplió conocimientos en el taller alfarero de Pedro Mercedes, en Cuenca (1956), así como en el sevillano de Cerámicas Montalbán -en el barrio de Triana-, y en la localidad alfarera de Agost.
En 1955 compartió su primer taller, en la nave cedida por el arquitecto Luis Feduchi, con José Luis Sánchez, Jacqueline Canivet y Carmen Perujo. Ese año y el siguiente, y mientras comenzaba a trabajar en su serie de cuadros cerámicos (1956-64), expuso sus pinturas en muestras colectivas como la Décima Trienal de Milán o la itinerante Arte Joven, junto a los manchegos Canogar y Antonio López o los madrileños Lucio Muñoz y Luis Feito. De esa época, en concreto del 58, data una de sus grandes piezas, La cova, que formó parte del fondo del Museo Reina Sofía de Madrid y que ahora se expone en el MUA.
Desde su regreso a Mutxamel, lo largo de los años sesenta desarrolló sus creaciones, de grandes proporciones, que se han convertido en hitos de referencia urbana por la provincia. Un momento fundamental de su carrera fue cuando en 1970 representó a España en la Bienal de Venecia con ejemplos de su serie Propuestas ornamentales, y posteriormente, entre 1979 y 1982, viajó junto a la especialista en cerámica popular Natacha Seseña, la colaboradora de ésta, Margarita Sáez y el fotógrafo Agustín Rico, para documentar la labor de los alfares supervivientes por aquellos años en Castilla la Nueva. Además, en 1983 trabajó en Colmenar de Oreja (Madrid), junto al maestro tinajero Eugenio Crespo.
Entre las grandes esculturas y murales cerámicos del autor, se encuentran piezas que pueden verse en diferentes puntos de la provincia, como el Monumento a la Constitución (1986) del que renegó años después, en Alicante; Homenaje a la Dama de Elche (1987), en Elche o el Monumento al pescador (1989), en El Campello (Alicante).
Y fuera de la provincia, la Plaza del Zodiaco, en el barrio madrileño de Palomeras. Precisamente con el Monumento al pescador fue a los tribunales contra el Ayuntamiento de El Campello por dejar la obra fuera del agua al ampliar la playa. Y el Tribunal Supremo le dio la razón.
Premios también consiguió en su trayectoria. Como el de Bellas Artes de la Generalitat, el Maisonanave de la UA o la Medalla de Oro de Manises.

Pero además de un gran artista, Arcadi Blasco fue un hombre comprometido con la democracia y coherente con sus ideales. Siempre fue crítico con lo que consideraba injusto. Y ahí está su colaboración con la Comisión Civica por la Recuperación de la Memoria Histórica o la iniciativa que él mismo alentó hace tan solo un año para fomentar la literatura, la pintura y la enseñanza, bajo el nombre Banco de Cultura.
Además era un gran aficionado a la música, de hecho tocaba el piano y fue organista del seminario de Orihuela; fue subcampeón de sable y campeón de esgrima. Y hasta no hace tanto, seguía haciendo bicicleta en casa, mirando a su jardín.
Ahora, quedan sus obras.